lunes, 14 de octubre de 2013

Capítulo 44.

A la semana siguiente Nick me había ignorado en todas las clases, no le había pillado ni una sola vez mirándome. A veces intentaba entablar una conversación banal con él, sin malos rollos, solo como dos compañeros de clase, pero no había manera.
No entendía porque por el simple hecho de que lo hubiésemos dejado no pudiésemos ser amigos.
Un día fingí haber olvidado el estuche en mi casa para que me prestara un bolígrafo en un intento desesperado de que me hiciese caso, ni si quiera me respondió, solo lanzó un bolígrafo hacia mi mesa y continuó ignorándome.
Así que finalmente me había hartado, si él me ignoraba yo le ignoraría mil veces más.
Empecé a hacer lo mismo que él, dejé de intentar hablarle, y de mirarle en clase.
Bueno, admito que cuando parecía despistado le echaba un par de miradas, pero solo para asegurarme de que él no me mirase a mi.
Nick había empezado a hablar más de lo necesario con Lizzie Blackley, una chica de la clase de al lado. No es que me molestase... es decir, no debía molestarme ya que no estábamos juntos, pero aun así me molestaba.
Empezaba a pensar que era una celosa posesiva.

Con Ryan me relación iba bien. No tan bien como me iba con Nick ni con Deryck, pero iba medianamente bien. Con Nick y Deryck tenía un montón de cosas en común, y las conversaciones salían solas, pero con Ryan no, con él... ¡me moría de aburrimiento! y no conseguía entender porque, es decir, somos la pareja perfecta, no deberían pasarnos esas cosas.

El Jueves por la tarde había convencido a Ryan de que quedásemos en su casa. Tenia todo planeado para pasar una buena tarde con él. Había alquilado algunas películas del vídeoclub, entre ellas algunas de mis favoritas que seguramente Ryan no hubiese visto, y luego algunas de esas típicas que seguro que le gustarían a él.
Llamé al timbre y él abrió la puerta y me dedicó una sonrisa que yo le devolví.
Se había puerto su chaqueta roja y negra de los Atlanta Falcons, y le quedaba realmente bien. Me acerqué y le di un beso, olía a colonia y su pelo a champú, podía quedarme ahí eternamente.
-Pasa.- dijo cuando nos apartamos, haciéndose a un lado y cerrando la puerta detrás de mi.
-¿Qué tal el día?- le pregunté mientras me quitaba la chaqueta y la dejaba en el perchero.
-Muy bien.- respondió.- Ve al salón, voy a coger algo de beber.
Caminé hacia el salón y me senté en el sillón y esperé hasta que Ryan vino con dos vasos se cocacola.
-He traído algunas pelis.- dije ilusionada.
-Ah...- comentó él dejando los vasos sobre la mesa.
Yo me levanté y rebusqué las películas en mi bolso.
-Mira,- comencé.- A mi me apetece ver esta, Four Rooms, de Quentin Tarantino.
-Otra.- dijo él sin dejarme que le explicara de que iba.
-Está bien...¿Trainspotting?- dije sacándola de mi bolso.
Él negó con la cabeza.
-¿American History X?
-Tampoco.
-Seguro que te gustan.- dije.
-Es que tus películas siempre son un muermo.- dijo.- ¿No has traído ninguna normal? ¿Batman? ¿Piratas del caribe? ¿Transformers?
Todas comerciales, pensé.
-Esas ya las has visto ochenta veces...
Él se encogió de hombros.
-Son entretenidas.
-No estaría mal que vieras alguna de las que yo te recomiendo.
Él soltó un sonoro bostezo.
-Está bien...- dije suspirando.- ¿Avatar o Spiderman?- dije sacando las dos del bolso. Sabía que al final acabaríamos viendo una de esas.
-Spiderman, que es más corta.- contestó.

Cuando la película terminó Ryan estaba dormido.
Joder, si lo sé pongo una de las que yo quería ver y así no tenía que tragarme por millonésima vez Spiderman... Al final la acabaría detestando, y eso que no me disgustaba.
-Despierta...- dije moviendo su hombro.
-¿Ya ha terminado?- preguntó con la voz ronca.
-Si.
-Bien, ¿qué hora es?
-Las nueve y media.- contesté echando un vistazo al reloj.
-Genial, en un rato vienen John y los demás.- dijo levantándose del sofá.
-¿Qué? Creí que estaríamos solos.
-Y lo hemos estado, dos horas solos.- contestó recogiendo los vasos de la mesa.
-Si, dos horas en las cuales te has dormido.- dije molesta.
-No haberme puesto una película.
-¡Pero si al final hemos visto la que tu has dicho!
Ryan caminó hacia la cocina ignorándome.
-Le he dicho a John y Andy que traigan a sus novias, así no te aburres.
Como si con sus novias no me aburriese.
-Que considerado.- contesté irónica.
Él puso los ojos en blanco.
-Joder... ¿Ya te has enfadado?- dijo suspirando.
-¡Pues si!
-No hay quien te tenga contenta. Ya he estado contigo viendo tus malditas películas, incluso el otro día fingí que me interesaba lo que me estabas contando por teléfono.- dijo.
-¡Yo siempre me intereso por tus cosas, y voy a verte a todos tus partidos!- dije cada vez más enfadada.- ¡Y soporto ver como todas esas animadoras tontean contigo!
-¿Y qué quieres que yo haga?
-Que me hagas más caso a mi y menos a ellas.
-Joder, Alison, ya deberías saber que si eres mi novia te tienes que aguantar, no pienso cambiar por ti. Así que acostúmbrate.
Me quedé en silencio pensando. A lo mejor él tenía razón, no podía cambiarle...
Entonces sonó el timbre y Ryan fue a abrir la puerta sin más.

Se me había pasado el enfado, pero no por eso iba a fingir que me caían bien las novias de los amigos de Ryan.
-¿Y donde te compraste esa camiseta?- me dijo Abbie al rato.
-Emmm... No estoy segura, en un puesto de la playa me parece.- dije.
-Ya decía yo que parecía de mala calidad.- contestó.
Lo que yo decía... Eran inaguantables.
Ryan y sus amigos hablaban riendo y comentaba los últimos partidos de fútbol, siempre hablaban de lo mismo.
Me levanté para ir a la cocina a por hielo cuando vi que no quedaba, así tenía una excusa para no soportar a Abbie y Joannah.
Abrí el congelador y empecé a buscar el hielo.
-¿Cómo te va con Alison?- escuché preguntar a Joannah.
Los encontré y cogí mi vaso que había dejado junto al grifo.
-Normal.- contestó Ryan.
Puse un hielo en mi vaso.
-¿Ya no es tan estrecha como antes?- preguntó Andy y los demás se rieron.
Dos hielos.
-No, ya no, pero sigue siendo una pesada.- contestó Ryan.
Me quedé parada.
-¿Y porqué no la dejas?- preguntó Abbie esta vez.- Bianca estaría muy interesada en empezar contigo, ya lo sabes.
-Es verdad, tío ¿por qué no la dejas?- dijo John.
-Alison está mucho más buena que Bianca, no me lo podéis discutir. La dejaré en cuanto me trabaje un poco más a Krista.- dijo Ryan.
Esperé un minuto, y dejaron de hablar de mi. Volví a salón como si no hubiese escuchado nada.

Ya era tarde. Había estado todo el tiempo pensando en lo que había dicho Ryan. "Sigue siendo una pesada", "La dejaré en cuanto me trabaje un poco más a Krista".
No quería hacer el papel delante de todos, y ser la comidilla del instituto durante toda la semana, por eso había fingido no haberlo escuchado, para no quedar todavía más en ridículo.
John, Abbie, Andy y Joannah se fueron al fin, y me quedé a solas con Ryan.
-¿Quiéres que te lleve a casa? ¿O te quedas a dormir?- preguntó mientras recogía el salón.
-No, puedo volver a casa sola.
-¿Seguro?- dijo pasando un mechón de mi pelo por detrás de mi oreja y acariciándome la mejilla.
-Claro.- contesté.
Él me dio un beso, un beso sin prisa, un beso suave. A veces Ryan podía ser adorable. Pero yo me aparté y él me miró extrañado.
-Se acabó Ryan.- dije.
-¿Qué?- dijo sin comprender.
-Que se acabó. No me gustas, nunca me has gustado, sigues siendo el mismo pesado que eras antes, solo salgo contigo porque estás bueno, pensaba dejarte en cuanto me trabajase un poco más a... Deryck para volver con él.- improvisé, diciendo lo que él había dicho de mi.
Él esbozó una media sonrisa.
-Nos has escuchado ¿no?
-Mejor dicho, sigues siendo el mismo cabrón que eras antes.- continué ignorándolo.- Tu tienes la culpa de todo... Por tu culpa Nick me odia.
-No me eches la culpa de tus errores... Yo no te he obligado a nada.
Cogí mi bolso y mi chaqueta, no tenía ganas de discutir.
Además, él tenía razón, había sido mi culpa, por haberme creído sus mentiras, pero ya no volvería a tropezar con la misma piedra.
Abrí la puerta de casa de Ryan para irme y no volver jamás.
Harry tenía razón cuando dijo que ese gilipollas volvería a hacerme daño.