sábado, 17 de noviembre de 2012

Capítulo 13.

Cuando sonó el timbre que finalizaba las clases por hoy me dirigí a la sala de castigados. La gente me miraba mientras pasaba, en esos momentos estaba confirmando los rumores. Era cierto, me habían castigado por esta con Ryan en el armario de la sala de profesores, ¡pero no porque nos estuviésemos enrollando ni nada parecido!
Tenía que pensar algo para finalizar los rumores, pero primero tendría que cumplir mi castigo.
Llamé a la puerta de la sala de castigados, allí estaba la profesora de creo que era de literatura que nos castigó a mi y a Ryan.
-Hola señorita Miller, espere aquí a que venga Collins y les indicará el conserje como y donde deberéis cumplir el castigo ¿de acuerdo?
-Ajá.- respondí.
La profesora abandono la clase dejándome allí sola esperando a Ryan sentada.
Pasaban lo minutos y no venía... No sabía si alegrarme o enfadarme, es decir, no quería cumplir el trabajo sola, ya que sería injusto y mucho mas trabajoso para mi, pero tampoco tenía ganas de tener que aguantarle y arriesgarme a ser castigada de nuevo.
Diez minutos mas tarde Ryan entró en clase sacudiéndose el pelo. Echó un vistazo a la clase.
-¿Estás sola?- dijo Ryan.
-No, como puedes ver la clase está llena...- dije irónicamente ante el visible hecho de que efectivamente estaba sola.
-Ja-ja.- dijo él que no le había hecho gracia.- Quiero decir que si no hay ningún profesor.
-Si hubieses llegado a la hora acordada y no diez minutos tarde sabrías que el conserje está por venir y que nos mandará el trabajo que tengamos que hacer.- respondí.
-Vaya, que lástima, tenía esperanza de poder continuar lo que dejamos a medias ayer en el armario.- dijo esbozando una sonrisa.
-No habrás ido diciendo por ahí que nos enrollamos ¿verdad?- dije algo molesta.
-Yo no he negado nada... Que la gente piense lo que quiera. Nosotros no tenemos nada que ocultar.- dijo aun con esa sonrisa.
-Cierto, por eso deberíamos decirles a todos que entre tu y yo no hay absolutamente nada.
-No sé me da bien mentir...- picó, con esa sonrisa que sabía que me molestaba tanto. Tal vez porque me encantaba, pensé, y en seguida eliminé ese pensamiento de mi cabeza.
-Está bien, en ese caso di que al menos por mi parte no hay nada, si tu estás enamorado de mi no es mi problema. Así no tendrías que mentir.- dije y él soltó una breve carcajada.
-Sé que estás loca por mi... Hoy has sido la envidia de toda las chicas en el instituto ¿verdad?- dijo él.
-¿Por estar castigada y tener que soportar a un chulo engreído? No lo creo.- dije levantándome y dirigiéndome a la puerta.
¿Donde estaba el maldito conserje? ¿Es que no pensaba venir nunca?
-Muchos se morirían por estar por estar en tú lugar ahora mismo.- dijo agarrándome por la cintura y pegándose a mi- Deberías de sentirte afortunada.- dijo susurrando a mi oído y provocándome un escalofrío.
Lo peor de todo es que era cierto, TODAS la chicas babeaban por Ryan ¿por qué? Porque era guapo, con dinero, popular, estaba en el equipo de fútbol... Entre otras cosas. Si no fuera tan gilipollas yo también babearía por él, pero no era el caso.
Le aparté de mi con un codazo y salí de clase en busca del conserje, Ryan me seguía.
Llegué a la conserjería y allí estaba el maldito conserje.
-Por fin llegáis.- dijo él conserje entregándome un juego de llaves.
-Se supone que ibas a venir tu...- dije y él me ignoró.
-Bien, ir al gimnasio y ordenar todo en el pequeño almacén, los de primer curso han tenido clase a última hora y han dejado todo patas arriba. Esas son las llaves, si termináis pronto venir y os daré mas trabajo.
Era mejor que lo que pensé que haríamos. Creí que nos darían fregonas y nos harían limpiar las clase y despegar los chicles de debajo de las mesas, lo cual era realmente asqueroso.
Caminé sin decir nada mas al gimnasio detrás de Ryan que ya había emprendido su camino hacia allí. Sería fácil y rápido, ordenaría aquello y después me iría, lo malo es que sería así hasta vacaciones de navidad...
Llegué al gimnasio que se dividía en varias partes. Estaba lo que era el gimnasio en si, con espejos a los lados y bastante buenas instalaciones, los vestuarios divididos en chicas y chicos con las duchas y el pequeño almacén.
De vez en cuando también hacíamos gimnasia en el estadio de fútbol, pero eso lo solían reservar para los entrenamientos de animadoras y de fútbol. El estadio era enorme, con césped bien cortado, las gradas extensas, y la pantalla donde ponía el marcador.
El fútbol americano era muy importante en prácticamente todos los institutos y se dejaban bastante dinero en los uniformes, instalaciones y demás.
Además el equipo de nuestro instituto era bastante bueno los Blue Devils, antes me solía tragar todos los partidos y algunos entrenamientos de los Blue Devils al estar saliendo con Ryan, pero en cuanto lo dejamos no he vuelto a ver ninguno, ni tengo pensado hacerlo.
El gimnasio no estaba tan desordenado como creí que estaba, solo había un montón de balones en el suelo, algunas colchonetas descolocadas, raquetas en sitios que no deben... Y bueno, no mucho mas.
Fui hacia el almacén para abrirlo con las llaves que me había entregado el conserje, mientras Ryan cogía una pelota de baloncesto y con destreza la lanzaba a canasta consiguiendo introducirla.
El juego de llaves tenía muchas llaves... Y no sabía cual era la indicada, así que tendría que probar con todas...
Ryan vio mis torpes intentos por abrir la puerta y se rió de mi. 
-¿Necesitas ayuda?- dijo aun mofándose.
-No creo que tu puedas hacer mucho mas de lo que yo estoy haciendo.
-Yo creo que si.
Ryan se acercó a mi y se colocó a mi lado mirándome. Yo lo seguía intentando con las diferentes llaves y nada.
-¿Me permites?- dijo él extendiendo la mano para que le entregase las llaves.
-Deleitame.- dije entregándoselas y sabiendo que él tampoco lo conseguiría con esas cantidad de llaves.
-¿Sabes que Alison?- dijo mientras ojeaba las llaves.
-Que.- dije, y él escogió una llave y la introdujo sin problemas en la cerradura abriendo la puerta.
-Pues que las llaves tienen etiquetas, en las que dice que puerta abre... Curioso ¿verdad?- él sonrió ampliamente. Me había dejado mal. Yo me puse roja de furia y abrí la puerta del todo y después me giré para coger unos cuantos balones.
Ryan se rió ante mi reacción.
Cogí algunas pelotas de tenis y después me dirigí de nuevo al almacén para guardarlas. Ryan seguía ahí plantado frente a la puerta mirándome. Según entré en el almacén se giró de nuevo para poder mirarme.
Las pelotas de tenis iban en un estante alto, dentro de una caja. Me subí a una silla, pero desgraciadamente seguía sin llegar. Puse un pie sobre el respaldo de la silla y me impulsé subiendo hasta arriba.
-Te vas a caer.- comentó Ryan.
No le respondí, abrí la caja y empecé a meter las pelotas en ella, y entonces las patas de la parte delantera de la silla se empezaron a levantar debido al contra peso. Ryan tenía razón, me iba a caer.
La silla se derrumbó en el suelo mientras yo caía en lo brazo de Ryan. Había sido hábil y me había atrapado antes de caer al suelo.
-Gracias...- murmuré.
-De nada.- dijo sonriendo.
Genial, hoy estaba que me lucía, primero las llaves y ahora eso. Él me dejó en el suelo y volví a levantar la silla y de nuevo salí del almacén a seguir recogiendo.
Entre Ryan y yo conseguimos recoger todo el gimnasio en veinte minutos. Habíamos acabado pronto, lo cual significaba que tendríamos que volver para que nos mandaran mas trabajo, lo cual no me apetecía nada.
Me dirigí a la puerta para salir del gimnasio.
-Espera.- dijo Ryan.- ¿A donde vas?- preguntó.
-¿A donde crees que voy? A que nos manden mas trabajo.- dije.
-¿Es que quieres seguir trabajando? Hemos terminado pronto, merecemos un descanso.- dijo él, y era cierto.- ¿Te hacen unas canastas?- dijo levantando una pelota de baloncesto sobre su mano.
-Sabes que no tienes nada que hacer contra mi.- dije arrebatándole la pelota y haciéndola botar hasta la canasta y haciendo un tiro perfecto.- Eso han sido tres puntos.- dije mirándole y sonriendo. Él corrió hacia mi haciéndose con la pelota y yo intenté quitársela.
Eso me recordó a los viejos tiempos, cuando aun estábamos juntos. Él tenía una canasta en el jardín de su casa y siempre acabábamos picándonos y jugando juntos. Yo era bastante buena, y le ganaba en bastantes ocasiones.
Estuvimos jugando y riendo por tres cuartos de hora y cuando pasó una hora desde el comienzo de nuestro castigo guardamos la pelota con la que habíamos estado jugando y no dirigimos a conserjería.
-Que sepas que te he dejado ganar.- dijo él y yo me reí.
-Venga Ryan, no te lo crees ni tu, sabes que soy buena.- dije sonriendo.
-No tanto como yo, pero bueno, soy un buen chico y te dejo que creas que me has ganado.- dijo guiñándome un ojo.
Le entregamos las llaves al conserje y caminamos juntos hasta la puerta del instituto.
-En fin,- dijo él.- Nos vemos mañana ¿no?
-Claro, en el castigo...- dije.
-Genial... Pues hasta mañana.
-Hasta mañana.- respondí y caminé de vuelta a casa.
Era raro, hacía tiempo que no estaba así con Ryan. Resultaba agradable, y eso me asustaba.
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Bueno, pues hasta aquí el capítulo de hoy :)

He estado bastante liada esta semana pero el Viernes me dejaron castigada a última hora en mi instituto y me vino la inspiración y comencé a escribir en clase XD, así que el castigo me sirvió para algo. 
En fin, que espero que os haya gustado y que muchos besos y hasta el próximo capítulo. Se os quiere <3