Me
levanté despacio y me estiré. Definitivamente eso de salir de
fiesta hasta tarde no era para mi.
Me
miré al espejo. Todavía tenía maquillaje en la cara de ayer,
estaba tan cansada que ni si quiera me había molestado en quitarme
del todo el maquillaje.
Me
metí en la ducha y tras un largo rato salí envuelta en una toalla.
Me puse de nuevo el pijama, lo cierto es que no tenía pensado salir
de casa. Bajé las escaleras al salón para comer algo.
Fui
a la cocina y allí me encontré una nota. ''Tenemos una cena del
trabajo, tienes la comida en el microondas. Para cenar pide una
pizza, te he dejado el dinero sobre la mesa al lado de la lámpara
que me regaló la abuela, llegaremos tarde. Te quieren mamá y
papá.'' La había escrito mi madre, ella siempre cogía papeles
de colores y los dejaba pegados en la nevera. En cambio mi padre
arrancaba un trozo de papel de un cuaderno cualquiera y lo dejaba
sobre la mesa, y solía escribir cosas mas tipo...''Comida en el
micro, cena un sandwich''.
Abrí
el microondas y encontré un plato de espaguetis lo calenté y comí.
Era raro comer a las seis de la tarde, y la verdad es que tenía el
estómago un poco cerrado y no comí demasiado, pero me daba pena
tirar los espaguetis así que cogí el plato de mi perro Scofield y
se los di a él. Mi madre siempre insistía en que solo le diéramos
su comida, pero por una vez no pasaría nada.
Me
senté en el sofá, hice zapping en la tele... Me aburría, me
aburría mucho. No quería salir, porque me daba pereza, así que en
un caso como este abría llamado por teléfono a Leslie y la habría
dicho que viniera a casa, que por la noche comeríamos pizza y que
después veríamos una película... Pero esa idea estaba del todo
descartada desde que discutí con ella.
Pensé
en llamar a Harry, pero él nunca salía después de haber estado de
fiesta porque decía que tenía demasiado sueño. Tenía más amigas,
pero no ninguna con la que de verdad me apeteciese pasar toda la
tarde.
Di
vueltas por la casa, vi la tele, encendí el ordenador, ordené mi
cuarto, intenté mantener una conversación con Scofield, ¡incluso
hice deberes! Pero nada, todavía me aburría.
Dieron
las diez de la noche, y de esto que no había comido a penas me
empezó a entrar muchísimas hambre, así que descolgué el teléfono
para pedir una pizza.
-Hola,
Pizzas a domicilio, ¿que va a ser?- dijo la voz de un chico.
-Pues...-
mierda, olvidé pensarlo antes de llamar.- ¿Que me recomienda?
-Mi
favorita es la Spicy hot, pero claro solo si te gusta el picante.-
dijo él.
-Está
bien, me gusta.
-Bien,
pues dame la dirección y te la llevo en un momento.
-1120
East Livingston Street.- dije.
-Vives
cerca de mi casa.- comentó él.- Por cierto, olvidaba. Tenemos una
nueva oferta de helados ¿te interesa?- dijo.
-No,
gracias.
-Si
me invitas a un trozo de pizza tal vez podría invitarte yo al
helado... Esta es mi última entrega por hoy...- dijo él.
¿Estaba
intentando ligar conmigo el repartidor de pizza? Podría ser un tío
de 40 años, y él tampoco sabía como era yo, solo habíamos hablado
una vez y por teléfono. Aunque su voz sonaba sexy, y dudo que
tuviera mas de 25 años...
-Lo
pensaré cuando estés aquí.- dije.- Tu trae los helados.- Él ser
rió.
-Está
bien. Estaré allí con tu pizza y helados en 10 minutos.
-Hasta
entonces.- dije y colgué.
Me
quedé sentada mirando el teléfono. Esto había sido raro... Tenía
algo así como una cita a ciegas con el repartidor de pizza con el
que solo había hablado por teléfono... Aunque bueno, quien sabe, a
lo mejor luego resultaba ser un tío sexy y el hombre de mis sueños
¿Quién dijo que el amor no te venía a llamar a la puerta?
Está
bien, esto era una estupidez, y tenía que dejar de imaginar cosas
con el chico de las pizzas, porque seguro que luego era un feo
desesperado intentado ligar con las chicas a través del teléfono.
A
pesar de todo no quería recibirle en pijama, así que fui a mi
habitación a arreglarme un poco sin dejar de pensar en lo muy
estúpido que era esto.
Iba
a invitar a un desconocido a cenar a casa...
Bueno,
si luego era un tío raro le daría un trozo de pizza cogería mi
helado y le echaría amablemente de casa, problema resuelto.
El
timbre sonó, y empecé a ponerme nerviosa.
Me
quedé parada unos segundos frente a la puerta, me moría de
vergüenza. Conté hasta tres en mi mente y abrí la puerta decidida.
Mi
cara tuvo que ser divertida porque él nada mas verme se empezó a
partir de risa. Nick Carter estaba parado frente a mi puerta riendo
con una caja de pizza en la mano y una bolsa con helados.
-¿Eras
tú?- dijo sin parar de reír.
-Eso
mismo me pregunto yo.- dije atónita.
-Creo
que es bastante obvio que si, no suelo llevar gorras con logos de
pizzerías por gusto.
Me
contagió la risa. El momento era de lo mas absurdo.
Cogí
mi pizza y la llevé dentro y después le di él dinero.
-¿No
vas a invitarme a entrar?- dijo cuando yo hacía amago de despedirme.
-¿Es
que aun quieres entrar?- dije desafiándole.
-Lo
cierto es que no he cenado.- respondió mientras se quitaba la gorra
y sacudía su pelo.
-Está
bien, pues entra.
Él
sonrió.
Nunca
esperé que hoy acabara comiendo pizza en mi casa con Nick Carter,
todo esto era extraño.
Puse
la pizza en el salón y metí los helados en la nevera mientras Nick
se sentaba.
-¿Acostumbras
a hacer esto?- dije dándole una lata de coca-cola.
-¿El
que?- dijo cogiéndola.
-Ya
sabes, ligar con las chicas que piden pizzas.- me senté a su lado.
-La
verdad, es que es la primera vez. Tu voz suena sexy por teléfono y
pensé que también lo serías en persona... Pero ya veo que no.-
dijo haciendo una sonrisa socarrona. Intentaba picarme.
-Ja-ja.-
dije dándole un codazo.- Sabes que lo soy...
-Pues
si, no te voy a mentir.- dijo mirándome. Yo abrí los ojos como
platos, no esperaba esa respuesta. Él tampoco esperaba esa reacción
por mi parte y se rió.
-¿Y
tu que? ¿Sueles invitar al repartidor de pizza a tu casa sin haberle
visto o has hecho una excepción porque mi voz suena sexy por
teléfono?- dijo él cogiendo un trozo de pizza, yo hice lo mismo.
-Lo
hago cada día. Y tu voz sonaba como la de un acosador pervertido, y
no estaba lejos de la verdad.- dije con una sonrisa.
-Ah,
muy bien... Te digo que tu voz suena sexy y que lo eres y me
respondes que la mía suena de acosador pervertido y que además lo
soy.
Yo me reí y después bebí un trago de mi refresco.
Yo me reí y después bebí un trago de mi refresco.
-Que puedo
decirte... Es la verdad.
-Ey... ¿Qué es
eso?- dijo Nick acercándose al mueble sobre el que estaba la tele.
Ahí tenía Mike guardados sus vídeojuegos.- ¿Juegas a estos
juegos?- continuó mientras los miraba.
-¿Yo?- me reí
brevemente.- Que va... Son de mi hermano.
-Ya me
imaginaba, era demasiado bonito para ser cierto. Todas las chicas
sois penosas en estas cosas.
-¿Perdona?-
dije.- Que no juegue no significa que no sea buena... Te sorprendería
verme en acción.
Él sonrió.
-Pues
sorpréndeme.- dijo dándome un mando que estaba junto a los juegos.
-¿Ahora?
-¿Cuándo si
no? Venga, te dejo elegir el juego, yo soy bueno a todos.
Yo me levanté y
me senté en el suelo junto a él observando la colección de juegos
de mi hermano.
Solía jugar con
Mike al Call of duty, ya que era un clásico, pero mis
favoritos eran el Kindomg Hearts y el Final Fantasy, esos eran
probablemente a los únicos juegos que jugaba por mi cuenta. Pero a
pesar de eso quise jugar al
All
stars: battle royale, ya que era al único que de vez en cuando
conseguía ganar a Mike.
-Este
dije.
-Genial.-contestó
Nick con una sonrisa metiendo el juego el la play station 3.
Era
un juego de batallas con personajes de otros vídeo juegos para poder
escoger, tenía claro que escogería a Sweet Tooth de un vídeo juego
llamado Twisted Metal al cual nunca había jugado, pero bueno, eso no
importaba. Nick sonrió ante mi elección.
-Pensé
que elegirías Fat Princess, porque te sentías identificada.- dijo
riendo.
-Que
gracioso...- Le dije.- Escoge de una vez y deja de fingir que eres
gracioso.- dije dándole un golpe en el brazo para que se diera
prisa.
Él
sonrió, y después de dar una vuelta por todo el menú del juego eligió a
Nariko de un vídeo juego llamado Heavenly Sword.
Las
batallas eran de cuatro personajes, así que los dos restantes eran
personas online. Las dos personas que jugaban online habían escogido
a Nathan Drake del Uncharted y Big
Daddy
del BioShock. Cuando eligieron el escenario y esas cosas comenzamos
la partida.
Nada
más empezó la partida el tío/a que manejaba a Big Daddy se empezó
a cebar conmigo, pero no hubo problema ya que yo soy buena, y pude
con él. Mientra Nick en menos de un minuto había hecho desaparecer
al tío/a que escogió a Nathan Drake y se dispuso a ayudarme. Unos
segundos más tarde habíamos derribado a su personaje. Solo
quedábamos él y yo. Quería ganar para así poder dejarle mal, y él
supongo que querría lo mismo.
Los
dos estábamos concentrados mirando a la pantalla, y entonces mi
personaje dio un golpe a la suya disparándola lejos. Yo dejé el mando
en el suelo y le sonreí, había ganado.
-Te
he dejado ganar... Lo sabes ¿no?- dijo mirándome despacio.
Yo
me reí a carcajadas.
-Venga,
no sueñes Nick. Asume la realidad, te he ganado.- él se rió
también.
-Esta
bien, me has sorprendido rubita.
Yo
sonreí conforme.
Un
rato después cuando terminamos de cenar subimos a mi cuarto ya que
Nick quería verlo.
-Seguro
que a pesar de que sepas jugar a video juegos decentemente, tu cuarto es rosa lleno
de maquillaje y de niña pija ¿me equivoco?- dijo mientras subíamos
por las escaleras.
-Tendrás
que verlo.
Abrí
la puerta de mi cuarto y me senté en la cama. Las pareces de mi
habitación eran de color lila aunque no se podía apreciar demasiado
ya que millones de posters de grupos o de mi misma con amigas tapaban
la pared. Aun tenía fotos con Leslie en mi pared, tendría que
quitarlas, pero aun no lo había hecho. Tenía también un montón de
fotos con Harry poniendo caras de bobos y algunas con mi hermano. El
resto eran posters y mas posters de cantantes o actores.
Si
que era cierto que tenía maquillaje sobre la mesa, pero no porque
fuera una pija...
Nick
miró en mi estantería donde tenía mi colección de libros, cds y
películas.
-Vaya,
vaya, vaya, Alison Miller tiene buen gusto, quien lo diría.
-Por
supuesto, ¿que esperabas?
-Esperaba
que tuviese las películas de High school musical y no todas las del
El señor de los anillos.- dijo mientras cogía las tres películas.
-Eso
demuestra que no me conoces nada.- dije.
-Bueno,
entonces déjame conocerte.- dijo dejándolas donde estaban.
-Solo si me dejas que yo te conozca, aun no sé nada sobre ti.- respondí.
Él
apartó peluches y cojines de mi cama y se sentó a mi lado.
-¿Qué
quieres saber?
-No
sé... Tendrás que dejarme cotillear por tu casa un día de estos.-
dije.
-Hecho.-
contestó él.
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Siento haber tardado tanto en escribir el capítulo, pero es que estaba de exámenes finales y no he tenido mucho tiempo, pero ahora que estoy de vacaciones intentaré subir más capítulos :3
No olvidéis comentar y muchos besos. ¡Se os quiere!
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